sábado, 10 de octubre de 2009

¡Benditos Bastardos!

Pues expongo mi ignorancia críticando (¿comentando? ¿Diciendo porqué me gustó?) la última película de Tarantino. Si, esa de la segunda guerra mundial con un grupo de yanquis matando nazis como ejercicio deportivo. EN el fondo una sátira a las películas de guerra.
Pues claro que en una pelicula de Quentin Tarantino hay sangre y muerte y violencia, es por eso que gustan. Y claro que me gustó.
Me gustó ¿pero es una buena película? Mi gusto no implica que la película sea buena. Ni que diga que disfrute de la música, orquestada y bien escogida. Una música que incluso me hizo pensar en Robotech.
Ya que prefiero no destripar la pelicula, solo declararé que disfruté como enano de circo con la movida película, y que se me hicieron cortas las dos horas que duraba el relato, aunque curiosamente las escenas sangrietas no me llegaron tanto como otras veces. Estaré más gaga. Son las conversaciones en la mesa, simulando cierto grado de civilización que la violencia se expresa de manera más sutil, pero que persiste todo el tiempo. Desde Pulp Fiction que el director disfrtua creando tensión en ambientes tan intimos.
Quien se come la pelicula es el nazi antagonista, el Coronel Hans Landa (interpretado magistralmente por Christoph Waltz) el opuesto al personaje de Bradd Pitt. Como decia Alan Moore, digan lo que digan que buenos villanos son los nazis, sobretodo con lo eficiente que demostraban ser en la película, no se entiende que hayan perdido la guerra. Quizas por los líderes caricaturizados a la decima potencia aca, tanto del Reich como de los aliados, pero aun así eficientes. Y ese humor negro, marca T, con que el director nos deleita.
Una satira de tomo y lomo no sólo a las peliculas de guerra sino al impacto del cine en la mentalidad de las personas, representados en la hermosa Melani Laurent, los que sufren los horrores de la violencia y como esta los transforma. Claro, no todos pueden ser Victor Frankl.
Y si prestan atención notaran que muchos pasajes se oyen en la lengua original de los diferentes países involucrados en el conflicto,(inglés, alemán, francés), lo que le suma méritos, en mi opinión. Insisto, mi opinión. Y como siempre Quentin se luce a la hora de jugar con la cámara y la fotografía, aprovechando los recursos de la tecnología que aproxima la narración a la del comic, con letreros flotantes e insertos narrativos.
Tarantino me empuja a presenciar cosas imposibles que me recuerdan que a pesar de la crudeza de las escenas enfrento una ficción.Una distorsión de la realidad, que a la vez es un espejo del presente. La violencia irrumpe en cada instante de la guerra, una realidad en la que no existen buenos ni malos sino bastardos de dos lados distintos.

¡Mi héroe! ¡Mi villano! ¡Mi bastardo!

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